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Roberto Basile on 27/11/2007
Marcus, o que mais gosto nos seus textos são seu bom-humor e a forma natural de conduzi-lo. Com certeza "viajamos" junto quando vemos estas fotos. Ha, também concordo com a opinião do Kostas sobre um link de fotos de moluscos vivos, seria bem interessante também. Parabéns pelas fotos Marcus e José, um abraço.

Kostas Gklinavos on 24/11/2007
Marcus , i must say that your underwater photos become better and better . Maybe you must create a new title , in the "other links of interest" section , with live mollusks in their natural environment . It's very interesting how different some shells look with the live animals inside , under or around them !

João Carlos de Lemos on 22/11/2007
Olá Marcus. Muito obrigado pelo envio da decrição da Sua maravilhosa viagem. Quanto á receita de culinária, pena é que não a possa fazer cá em casa pois sou alérgico a qualquer tipo de marisco. Um abraço do João Carlos.




Isla Rosario, Colombia por Marcus Coltro
 
Nosotros recibimos constantemente conchas de Colombia, pero yo tenía la curiosidad de ver qué conchas podía encontrar por mí mismo allá. Tony McCleery iba a pasar algunos días en el área de Cartagena y me invitó a un viaje más que acepté gustosamente. Llegué a Cartagena por la tarde y me reuní allí con Tony. Nuestro destino era Isla Rosario, un pequeño grupo de islas situado a unas pocas millas al sur de Cartagena. Comenzamos nuestro viaje la mañana siguiente, dragamos a 35 – 40 metros en el camino y colectamos un hermoso Typhis bullisi, algunos bellos bivalvos y adicionalmente algunas Marginellas para Tony.

El clima no estaba muy bueno, llovía y había mucho viento. Algunos minutos después de anclar, un barco guardacostas vino para alertarnos que tuviéramos cuidado con nuestro equipo de buceo y nuestro bote, porque habían varios reportes de robos en la región; no prestaron mayor atención a nuestros documentos pero de todos modos Tony se los mostró. Ellos estaban con chalecos a prueba de balas y bien armados, creo que para poder enfrentar a los ladrones de la región.

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Después del almuerzo, salté al agua e hice una inmersión poco profunda, el agua estaba turbia y no muy aparente. Después de voltear algunos corales muertos encontré unas cuantas conchas como Cypraea zebra, Caribachlamys imbricata, Pinna carnea y algunos pequeños bivalvos. Por la noche discutimos sobre bases de datos y otros temas de computación, y nos servimos una ligera comida con agradable cerveza helada.

En la mañana siguiente buceamos juntos en un arrecife afuera de la isla, pero no encontramos muchas cosas allí. Nos movimos hacia otra isla, próxima al acuario público que atrae muchos turistas desde Cartagena. Otra vez el agua turbia, probablemente debido a las lluvias y las fuertes corrientes. Estuve cerca de cuatro horas buceando, la mayoría de corales estaba muerta y encontré pocas conchas; pero cerca del final del buceo, encontré interesantes conchas como un Latirus, coloridas Chlamys sentis, más Cypraea zebra y una hermosa Cypraea cinerea.

De regreso al barco descansé un poco y tuvimos una cena agradable. La vida en un bote es un poco diferente a la de casa (Muy mal, ¡Tony no ha instalado cable aún!) y como terminamos muy cansados de noche, nos retiramos a dormir a las 8:00 pm. Y despertamos temprano por la mañana (Tony se despertaba realmente temprano, alrededor de las 5:00 a.m.)

Después de un breve desayuno trabajábamos usualmente un poco en la computadora y luego iba a bucear hasta la hora del almuerzo. Después de almorzar tomaba una siesta y regresaba al agua hasta cerca de las 4:00 p.m., usaba la computadora y cenaba. Esa noche tuvimos otra tormenta con fuertes vientos, yo podía oír el ancla haciendo ruidos al arrastrarse por el fondo y teníamos que verificar nuestra posición de rato en rato para asegurarnos de que no éramos arrastrados hacia los arrecifes de coral.

Al amanecer, movimos la embarcación de modo que pudiéramos poner una segunda ancla en un lugar más profundo para mayor seguridad. Después de que lo hicimos fui del bote a una ubicación más distante. Para mi sorpresa el agua estaba muy limpia; encontré algunas grandes Lima scabra, Lima lima, pequeños túrridos, más Cypraeas y Chlamys y ni rastro de algún Conus. Me sumergí bajo la embarcación para asegurarme de que todo estaba bien; la noche anterior habíamos anclado en el tope de una elevación submarina cubierta con coral muerto; fue una suerte haber colocado la segunda ancla pues la primera había sido arrastrada creando un largo valle en el arrecife coralino (Al menos no era coral vivo). La segunda ancla estaba firmemente segura en fango a 20 metros, tuve la oportunidad de ver por algunas conchas y dragar a mano algunos Nassarius y otros pequeños bivalvos.

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Esa noche estuvimos menos preocupados porque el bote estaba más estable y los fuertes vientos parecían haber terminado; al día siguiente dejamos la bahía para tratar de dragar una vez más. El clima estaba bueno - nada de viento ni lluvia – pero el mar no y yo no estaba tan adaptado como creí; Tony trató de hacer algunos dragados sin mi ayuda mientras yo me sentía miserable en mi cama deseando estar buceando de nuevo. El dragado no fue exitoso y regresamos a nuestra ubicación anterior, cuando llegamos un pescador nos ofreció en venta algunos cangrejos que preparamos para cenar; esos cangrejos son muy sabrosos pero requieren mucho trabajo para remover la carne de la coraza. Tony los cocinó y yo preparé la carne con salsa y mayonesa para comerla con pan.

El buceo de la mañana siguiente fue mejor de lo que yo esperaba: al voltear una piedra, ¡Un enorme Conus granulatus apareció inesperadamente! Yo no esperaba encontrar alguno en este viaje y tomé algunos segundos para entender de lo que se trataba; aunque el caracol estaba con un ermitaño, era uno de los más bellos ejemplares que he visto jamás. Regresaba muy contento al bote cuando noté al ver mi reloj de buceo que éste había perdido la perilla; funcionaba bien, pero yo sé que si el agua marina llega a entrar puede averiarlo en pocas horas. Regresé al bote con sentimientos encontrados, por el hallazgo del caracol y el estado de mi reloj; Tony se sorprendió con mi hallazgo y se ofreció a abrir el reloj para dejarlo secar pero no tenía las herramientas adecuadas, entonces desistimos de la idea. Al parecer solamente ingresó un poco de humedad en el reloj, y estuvo trabajando bien.

En los días subsiguientes pude bucear en agua razonablemente limpia y encontré muchas especies en cada lugar de buceo. Fue fascinante ver lo diferente de cada lugar, considerando la proximidad de un lugar a otro, variando desde ricos y coloridos arrecifes coralinos a lugares feos y sin vida. La vida marina fue igualmente variable y tuve la suerte de no encontrar muchos erizos de mar esta vez; en lugar de eso encontré más especies de esponjas que en cualquier otro lugar hasta ahora – todos los colores y formas – la mayoría de ellas causaban dolor al tocarlas. Tuve que usar dos guantes en cada mano para evitar ser picado, pero como antes había usado un solo guante en mis primeras inmersiones ambas manos me ardían, entumecidas y adoloridas a la vez. Las heridas fueron el precio por no prestar atención y bucear demasiado, pero al menos esta vez no tuve accidentes con erizos de mar. Ví algunos grandes y venenosos peces piedra y casi volteo uno pensando que era una piedra de verdad pero me detuve a pocos centímetros; esos peces no temen a la mayoría de criaturas y rara vez se mueven aunque sean tocados – ellos tienen la certeza del poder de su veneno.

Regresamos al lugar donde llegamos el primer día a las Islas del Rosario y salí con el bote a un arrecife lejano, estaba poco profundo, alrededor de un metro de profundidad y rodeado de aguas más profundas las cuales intenté investigar. El coral en la pared estaba totalmente muerto y cubierto por algas marrones, no había conchas ni otros animales. Accidentalmente rompí un pedazo de coral y ví como desaparecía en el agua profunda. la visibilidad era malísima pero quise investigar de todas maneras. Escuché algunos ruidos de barracudas haciendo sonar sus dientes; por coincidencia habíamos estado hablando de ellas la noche anterior y comentaba que no conocía a nadie que hubiera sido atacado por barracudas, pero Tony conocía unos pocos, incluyendo a un amigo que sufrió graves heridas en sus manos; él estaba usando guantes amarillos que al parecer pudieron causar el ataque. Yo no me preocupo tanto por ellas, nado lenta y respetuosamente fuera de su alcance, principalmente después de mi encuentro en Bahamas. Esta vez hice lo mismo cuando noté una en las proximidades y cubrí con cuidado mi reloj (La única cosa brillante que podía llamar su atención que yo tenía) y me desplacé al otro lado del arrecife – donde encontré dos más. La corriente era francamente fuerte y como mi compás no era confiable (Si, aún tengo el modelo Mickey Mouse), emergí para verificar que tan lejos estaba del bote; estaba como a 300 metros, y tuve que nadar en la superficie contra la corriente con el chaleco compensador inflado, no me podía arriesgar a ir bajo el agua y perderme si confiaba en mi compás (Me he prometido comprar uno decente…) Después de llegar al bote sin aliento, continué buceando asegurándome de no alejarme mucho del lugar donde el bote inflable estaba anclado.

Cuando regresé a la embarcación, Tony me alcanzó otro tanque para que yo limpiara la hélice como se lo había prometido (Debo haber perdido un kilo ese día). Hice mi mejor esfuerzo hasta que ya no pude levantar los brazos y quedé sin aliento, y cuando subí a la embarcación un bote guardacostas se acercó para una inspección. Esta vez subieron a bordo y preguntaron por documentos, pero no entraron a la cabina para ver por drogas o armas – talvez percibieron de que solamente éramos un par de gringos locos buceando por diversión.

Ese fue nuestro último día en las Islas del Rosario antes de regresar a Cartagena. Mi objetivo era dragar en nuestra ruta y en la bahía de Cartagena, encontramos algunas bonitas conchas a 40 – 50 metros y Tony sugirió cambiar la draga de acero convencional por una rastra que él tenía guardada bajo unas compuertas en la popa del barco; mientras él conducía el barco yo fui por la rastra. Esas compuertas eran pesadas y eran accionadas hidráulicamente, abrían fácilmente ¡Pero cuando las cayeron sobre mi pierna! Pero… ¿Qué gracia tiene regresar de un viaje de buceo sin heridas que mostrar? ¡Ay!.

Tony notó algo no estaba funcionando bien en el mecanismo del timón, detuvo el barco y abrió el cerrojo bajo su cama donde el mecanismo está, y notó que un gran perno había caído y era muy difícil volver a ponerlo en su lugar debido a lo apretado del espacio disponible. Obviamente que él podía fijarlo por si mismo, pero de todos modos le ofrecí mi ayuda. Usando grandes herramientas pudimos mover el eje y pusimos el perno en su lugar. La rastra funcionó bien, entramos a la bahía de Cartagena e hicimos algunas pruebas allí. Nada emocionante, excepto por dos pequeños Conus sp. que fueron dragados justo al entrar a la bahía. Montones de materia orgánica como hojas y otros materiales arrastrados por las lluvias – un lugar muy fangoso.

Esa noche preparé una agradable cena usando langostas congeladas que Tony tenía en su congelador (Ver receta). Dormimos bien esa noche y muy temprano en la mañana salimos para nuestros últimos dragados. A 30 metros subimos a cubierta más bellos Typhis bullisi entre la vegetación marina, pero nada de pequeñas Marginellas para Tony, por lo tanto nos movimos a 90 metros de profundidad donde encontramos hermosas Granulinas y otras pequeñas Marginellas, bellos túrridos y otras conchas.

Yo tenía que estar muy temprano en el aeropuerto, por lo tanto regresamos a la bahía para empacar todas mis conchas y equipo de buceo. Esa noche no hubo viento – lo cual no es bueno en un lugar protegido y sin corrientes. El resultado fue que el barco se balanceó toda la noche y se me hizo muy difícil poder dormir…

Tomé un taxi y me dirigí derecho al aeropuerto, una vez allá tuve que esperar en fila a que la policía pudiera inspeccionar mi equipaje – ellos no se interesaron por las conchas pero registraron cada bolsillo de ropa en busca de drogas – ¡Incluso metieron un palito dentro de mi champú para asegurarse que no llevaba droga oculta allí!. Después de viajar todo el día llegué al aeropuerto de San Pablo luciendo cansado como es usual ¡Pero viendo adelante mi próximo viaje!

Gracias a Federico Gutiérrez por la traducción

Langostas con arroz y crema de maíz

Arroz
(Está bien, la mayoría de gente sabe cómo cocinarlo… o bien puede usted comprar esos paquetes precocidos).
En una olla mediana, fría en mantequilla una pequeña porción de cebolla en rodajas y un diente de ajo, luego agregue media taza de arroz lavado y fría todo por unos segundos. Vierta agua hasta cubrir todo con alrededor de dos dedos; deje hervir y cuando esto ocurra, cubra la olla y baje la temperatura, cocine hasta que el agua evapore (Tenga cuidado de no quemar el preparado).

Langosta
Tome unas langostas previamente cocidas (Basta hervirlas con sal por unos minutos), remueva sus partes anteriores y lave retirando la parte oscura cerca de la unión con la cola (A Tony le gusta, a mí no…). Usando una tabla de cortar, corte presionando con un cuchillo afilado sobre el dorso de la cola para retirar el tubo digestivo que está a lo largo de ella. Retire y corte la carne en pequeños trozos; en una olla pequeña fría unas rodajas de ajo en mantequilla y fría los trozos de langosta hasta dorarlos – usted disfrutará de un gran aroma cuando lo haga… remuévalos y reserve la misma olla para preparar la crema de maíz (Eso le dará un sabor extra).

Crema de maíz
Tome una lata grande de maíz, ponga 2/3 de ella en el procesador y lícuelo. Mezcle con el maíz restante y agregue una taza de leche dentro de la olla que utilizó para freír las langostas. Ponga al fuego hasta hervir y estará listo para comer

Sirva con vino blanco

 

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